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Foto del escritorJavier Faiwusiewiez

¿Cómo decidís en tu Empresa Familiar?

David Brojt plantea el “dilema de la paradoja” en el cual aquellos atributos que hicieron fuerte a la empresa en su nacimiento (como la concentración de decisiones en el dueño) puede detener el avance y su crecimiento. Algunos conocimientos son necesarios para emprender pero son otras las habilidades para desarrollar y consolidar el/los negocio/s.

Cuando se habla del proceso de profesionalización en las empresas familiares, es común que terminemos hablando de quiénes son los que gerencian la empresa y de sus cualidades académicas o sus éxitos corporativos. Mi propuesta es que en lo sucesivo hablemos de la profesionalización desde una visión del cómo.

En el nacimiento de una organización suele haber mucho espacio para la intuición, los impulsos y las decisiones intempestivas. El proceso de profesionalización supone decisiones basadas en información y en el desarrollo de órganos de gobierno cuyas decisiones sean tomadas de forma transparente.


Las decisiones colegiadas, los equipos intergeneracionales son claves a la hora de decidir: el fundador/a, dueño/a, administrador/a reconoce que las nuevas generaciones tienen una mirada distinta que aportar, mientras que quienes se incorporan valoran la “voz de la experiencia” que nos trajo hasta aquí.

¿Y los Acuerdos Familiares?

Ya lo dijo el profesor Manuel Pavón: “gran parte de los fracasos en la gestión de las empresas familiares se debe más a conflictos y discrepancias familiares que a problemas estrictamente empresariales”.

Lo más valioso de un Acuerdo Familiar es la co-construcción conjunta, el aprender a ejercer el consenso y concentrarse en escuchar a nuestra familia y no poner palabras en boca de otros. Como este proceso es una artesanía diseñadas para cada familia empresaria, los aspectos que se incluyen y las determinaciones sobre los mismos, también son parte del ejercicio conjunto.

El dicho popular dice que “de los problemas de aprende”. En el caso de Protocolo Familiar no es suficiente: también deben pensarse soluciones a potenciales dificultades que aún no han aparecido para que la relación entre la empresa y la familia encuentre la menor cantidad de inconvenientes.

Con nuestras decisiones de hoy empezamos a transformar a nuestra empresa familiar en un legado para la familia empresaria, para que otra generación tome la posta.

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