Un empresario, que trabaja junto a sus hijos y algunos nietos en la Empresa Familiar, me comentó que imaginaba que su empresa iba a pasar de generación en generación. Este es un anhelo común entre muchos empresarios/as fundadores. Su empresa es un legado y lo que quieren dejar a su familia es mucho mas que un conjunto de bienes materiales.
La continuidad, ¿es un sueño?
Estamos viviendo un proceso único. Los avances de la medicina han extendido considerablemente la expectativa de vida. Esto influye en el tiempo activo de los fundadores/as o de las generaciones al mando. Los tiempos están cambiando: siempre cuento a mis clientes que yo sentía a mi abuelo muy viejo a los 65 años y a mi papá muy joven a los 70.
Esta situación sin precedentes genera que en las empresas familiares convivan entre tres y cuatro generaciones de una misma familia trabajando juntas. ¡Qué gran desafío!
Por eso, para convertir el sueño de la continuidad en una realidad, el desafío es transmitir la cultura empresaria a las siguientes generaciones para generar la propiedad emocional.Este amor y sentimiento de pertenencia debe comenzar durante la infancia y la adolescencia y consolidarse con un entrenamiento y una formación para poder convertirse, más tarde o mas temprano, en socios/directivos/líderes de la compañía. Cada rol requiere una habilidad específica, incluso ser "solamente" accionista.
La integración, participación y los espacios de decisión y autonomía son fundamentales para que las nuevas generaciones se apropien de la empresa familiar. Por eso, en los momentos en que se incorporan nuevas generaciones, es importante contar con ACUERDOS FAMILIARESque delimiten y enmarquen los vínculos entre familia y empresa. Reformulando el conocido refrán, cuentas claras mantienen la armonía familiar.
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