En 1950 el cineasta japonés Akira Kurosawa presentó su obra maestra: "Rashōmon". El film estaba basado en el cuento del mismo nombre y en el se presenta el asesinato de un samurái en el Siglo XII desde las distintas perspectivas de los cuatro testigos del crimen.
Cuando compartimos una experiencia, cada uno de nosotros lo hace desde su propia óptica. De alguna manera se relativiza la verdad: podemos no coincidir exactamente en el relato y al mismo tiempo ninguno de nosotros esta mintiendo.
El "efecto Rashomon", surgido de esta película, es un término empleado en la psicología para definir un fenómeno producido por la subjetividad que se registra a la hora de contar una misma historia.
La relatividad y los conflictos
El presupuesto básico de la Teoría de la Relatividad es que la localización de los sucesos físicos, tanto en el tiempo como en el espacio, son relativos al estado de movimiento del observador: así, la longitud de un objeto en movimiento o el instante en que algo sucede no son invariantes absolutos. Diferentes observadores en movimiento relativo entre sí diferirán respecto a ellos. En criollo, depende del espacio, el tiempo y el observador.
La idea de Einstein puede ser aplicada para abordar un conflicto interpersonal una vez que entendemos que no existen verdades absolutas sino relativas a las circunstancias y al punto de vista de cada agente interviniente. Pueden estar todos diciendo algo distinto y al mismo tiempo están todos diciendo la verdad, o mejor dicho, su verdad, donde el componente emocional tiene relevancia.
El Efecto Rashomon en las relaciones familiares
Al trabajar con empresas familiares, tenemos el desafío de abordar dos sistemas que se interrelacionan: el sistema empresa y el sistema familia. Las mismas personas pueden ser, en horario de oficina, socios, directivos, compañeros, supervisores, jefes o reporter. Pero las 24 hs. son abuelos, padres, hijos, hermanos, tíos, sobrinos, cuñados, yernos y nueras.
Cómo ya escribieron McGoldrick y Gerson (1985) a menudo, cuando conversamos con varios miembros de una familia relatan historias diferentes sobre los mismos sucesos.
Así descubrimos que la realidad en una determinada historia es algo que depende por completo de la propia subjetividad de uno, y que factores como la de la información, la edad, el género, la memoria, la influencia de otros o las creencias son aspectos que influyen en la forma en cómo una historia es revivida (Nahum Montagud Rubio). De esta manera, todos pueden estar diciendo cosas ciertas aun cuando aparentan incompatibles.
Abordaje e intervención
Como ya mencioné en un artículo anterior, de acuerdo a mi experiencia, siempre existen pequeñas discrepancias entre los miembros de las familias: algunas son respecto al manejo de los negocios y otras están fundadas en el vínculo afectivo que coconstruyeron.
Pero como manifesté en el apartado anterior, los sistemas empresa, familia y propiedad se solapan y, obviamente, afectan al resto de los sistemas. Sin embargo, cuando aparecen dificultades en la gestión empresarial (por ejemplo una crisis económica) y/o aparecen dificultades en la administración de la propiedad (por ejemplo una suspensión de pago de dividendos) puede acrecentar las diferencias en el sistema familia hasta, incluso, ponerla en riesgo de fragmentación.
En estos casos, la mejor solución es crear espacios de conversación para abordar cada una de las cuestiones de forma independiente. Si es posible, es aún mejor hacerlo con la colaboración de un tercero neutral que modere y coopere para transformar las fricciones en acuerdos duraderos que garanticen la continuidad de la empresa familiar.
En definitiva, lo importante es entender que no somos los dueños de la verdad, que en nuestra PyME Familiar las emociones están presentes y pueden afectar nuestra perspectiva. También hay que aceptar que tarde o temprano aparecerán tensiones y las mismas deberán ser escuchadas y trabajadas porque, de lo contrario, estás crecerán hasta poner en riesgo la existencia de la empresa y la familia.
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