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  • Foto del escritorJavier Faiwusiewiez

Los desacuerdos son esperables en las Empresas Familiares

Si, así como titule. Las familias crecen, los vínculos familiares se alejan, las visiones dejan de compartirse.

El paso del tiempo naturalmente llevará a divergencias.


El conflicto es inherente a la condición humana y tanto las empresas como las familias están constituidas por seres humanos. Por eso, la lección fundamental es que no se debe aplacar o esconder el conflicto sino abordarlo estratégicamente.


¿Se puede aceptar que cada miembro de la familia tiene capacidades distintas, herramientas diversas y experiencias singulares que funcionan como un lente para ver al mundo? Esto podría provocar empatía y humildad.


La humildad es un valor fundamental cuando se pretende incorporar una nueva generación al negocio familiar. Ser humilde es el reconocimiento de las propias limitaciones y permite aprender y corregir. Cuando se consigue sumar a través del reconocimiento recíproco de los conocimientos y habilidades se obtienen equipos multigeneracionales que potencian a la compañía, mejoran las relaciones interpersonales y construyen mejores liderazgos.


Incentivar la experimentación al mismo tiempo que se acepta el fracaso promueve que las jóvenes generaciones se involucren en la empresa familiar promoviendo cambios y generando nuevos negocios. Y cuando aparezcan las diferencias de visión se debe poner el tema sobre la mesa. Animarse a mantener conversaciones difíciles, y si es necesario, incorporar a un tercero para facilitar estos espacios. La implementación de los órganos de gobiernos, son uno de los primeros pasos en la profesionalización de la empresa familiar.


No existe la familia perfecta, existe la familia resiliente. Y eso es lo que nos motiva cada día.

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