El/la empresario/gerente/fundador crea su empresa a su imagen y semejanza. Además de darle vida la empuja para que de sus primeros pasos. Su forma de vincularse con clientes, proveedores y el personal establecen los cimientos sobre los cuales se sostendrán los valores de la organización. Como fundador/a se sentirá responsable de los errores de su compañía y halagado por los éxitos.
La creación de una empresa es un compromiso en el que se invierte tiempo familiar y vincular, esfuerzos financieros y requiere pasión por el trabajo. Cuando la compañía es de carácter familiar, llega a atravesar por completo la dinámica de esa familia.
En el momento en que una empresa crece y sus procesos se complejizan puede suceder que, al igual que con los hijos, resulte difícil aceptar que no nos pertenecen y no necesariamente conocemos todo sobre ella. Puede ser que tengamos una porción de las acciones, pero la empresa tiene vida propia: hasta es probable que nos sobreviva. Me ha tocado conocer empresarios que, convencidos de hacerles un bien, terminan condicionando el crecimiento de sus organizaciones.
En ocasiones lo que necesita la empresa (y los hijos) es que les demos el espacio para desarrollarse. Uno de los factores claves para desplegar el potencial en las compañías es la profesionalización: dejar de lado la intuición y crear un proceso de tomas de decisiones basadas en información. En las empresas familiares, este proceso suele ser impulsado por nuevas generaciones que se incorporan y ponen también de manifiesto la necesidad de construir estratégicamente una visión compartida de la empresa familiar. En algunos casos, para completar con éxito este procesos, se necesita que el fundador/a se aleje de la dirección de la compañía.
Una de las diferencias entre los sistemas EMPRESA y FMILIA es que este último es de carácter permanente. Mientras a un hijo se lo ama por lo que es, la empresa es pasajera, se la puede amar pero con fecha de vencimiento -hasta su venta, fusión o liquidación-.
“Todas las transiciones familiares requieren tomar decisiones que repercutirán en los años venideros y se basan en información imperfecta sobre el futuro" escriben Baron y Lachenauer (The Harvard Business Review Family Business Handbook). Decidir en las Empresas Familiares es una mezcla de negocios y emociones. Anticiparse y ocuparse de planificar un relevo generacional, formar a los futuros líderes, prepararse para permitir que otros conduzcan la propia creación y pensarse en un nuevo rol puede salvar a los vínculos familiares y al patrimonio.
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