Dice Friederich Nietzsche en “El caminante y su Sombra”: “No todo final es un objetivo. El final de la melodía no es su objetivo; pero si la melodía no llega a su final, no logra su objetivo”.
El proceso de Traspaso Generacional es un objetivo en si mismo: el del padre/madre de asegurar la continuidad de la empresa. Debe ser acompañado de la idoneidad de quien toma el control y la capacidad de entregar el mando de quien deja la función. Ambos asumen la necesidad de prepararse previamente para llegar a este momento listos. Los sucesores deben formarse profesionalmente y los predecesores deben encontrar actividades que los motiven.
Un traspaso generacional exitoso es aquel que se planifica. La idea es que al final, haya una transición en el liderazgo. Eso sí, cuando cambia el líder cambian las formas. Porque el ser hijo o hija no los hace exactamente igual a su padre o madre: recibieron una educación distinta, en una época diferente, en un mercado sumamente cambiante. Reconocer las diferencias es el primer paso para que predecesores y sucesores, ahorren conflictos y tensiones.
Una de las claves para que este proceso funcione es trabajar en un mapa estratégico, alineando la misión, la visión y los objetivos a partir de los valores compartidos. Al mismo tiempo debe acompañarse de una comunicación continua, donde estén involucrados todos los miembros de la familia empresaria. La confianza es, quizás, el activo mas valioso en una empresa familiar. Al mismo tiempo, se requiere una prolijidad en la comunicación externa, ya que es de suma importancia dar un mensaje claro a proveedores, clientes y equipo.
No existe un manual para dirigir una empresa. Tampoco existe una receta para el éxito en un proceso de traspaso generacional. Por eso, construimos las herramientas a medida de la familia empresaria que es única e irrepetible para que, a su propio ritmo y con sus particulares instrumentos, alcancen el objetivo al final de la melodía.