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  • Foto del escritorJavier Faiwusiewiez

Ser empresario, ser humano

Al momento de crear una empresa el principal objetivo del dueño es que la misma funcione, es decir, genere rentabilidad. Podríamos decir que en los primeros tiempos, el fundador/a se concentra en sus propias habilidades y todo depende de el. La seguridad y estabilidad está dada por los ingresos que genera el negocio y el tiempo se invierte más en “hacer” que en “pensar". La sensación es de falta de tiempo para detenerse a planificar.

Si bien vemos a la empresa como ese ente técnico y sistematizado, las empresas están compuestas por personas que establecen un vínculo constante entre sí: los trabajadores, proveedores, clientes, el/los dueños/as.

Las emociones, tarde o temprano, terminan apareciendo porque el empresario es humano y somos seres emocionales. La capacidad para entender y manejar las emociones es de suma importancia en el mundo laboral.

C. P. Snow planteo en 1959 el enfrentamiento entre las “dos culturas”: la ciencia y las humanidades. Si bien la discusión académica continúa, me parece interesante entendernos como seres complejos y que debemos abordar algunos problemas con nuestros conocimientos teóricos y enfrentar otros desafíos con nuestras habilidades “blandas”.


Ya lo dijeron Hoover y Hoover (1999): cada uno de los miembros del sistema familiar esta dotado de una capacidad intelectual y una inteligencia emocional. Estos atributos de los sujetos interactúan con los atributos del resto de los sujetos del sistema y el resultado del intercambio es la Inteligencia Relacional.

Siempre se puede poner más difícil

Las empresas familiares son atravesadas por dos sistemas -familia y empresa- que, como dice Peter Leach, tienen lógicas distintas. Mientras que a la empresa la mueven los intereses (la rentabilidad, la eficiencia), a la familia la mueve el cariño.

El empresario/a tiene que hacer equilibrio entre los distintos roles que cumplen las personas en la familia y en la empresa. Y aquí radica la importancia de una buena gestión de la comunicación.


“Conversar” viene del latín y significa dar vuelta juntos. Como dijo el recientemente fallecido Humberto Maturana “en la conversación nos juntamos, hacemos cosas juntos, aceptando nuestro estar juntos como en un baile. Si no nos respetamos, si no nos escuchamos, no bailamos”. Comunicarnos con la familia empresaria significa más que hablar, es el trabajo de escuchar y entender a los otros para construir juntos el futuro.


E̶m̶o̶c̶i̶o̶n̶e̶s̶ ̶o̶ ̶n̶e̶g̶o̶c̶i̶o̶ Emociones y negocio

Como Consultor de Empresas Familiares he visto infinidad de modelos teóricos en el que se busca separar la familia de la empresa. Como si pudiéramos quitarle emoción al negocio. Por el momento, sostengo que esto es imposible. No somos máquinas, somos las mismas personas.

El gran reto de las familias empresarias es integrar estas emociones al mundo del trabajo, reconocer que existen y aprender a manejarlas. Si el negocio funciona y estas emociones están afectando el rendimiento de la empresa es una luz de alerta y puede significar que se necesite una ayuda profesional para acompañar a la familia empresaria para garantizar la continuidad de la EMPRESA y de la FAMILIA.





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