En su libro “El Cisne Negro” dijo Nassim Nicholas Taleb que un Cisne Negro puede definirse como “un suceso trascendental altamente improbable”.
¿Está la mente humana programada para aceptar sucesos improbables y absolutamente fuera de su control?
La crisis originada por la pandemia del Covid-19 nos obligó a tomar dimensión de la incertidumbre. En nuestra vida solemos tamizar o filtrar las malas noticias, o toda aquella información que fuese a entorpecer nuestros planes. Esto lo hacemos todos, pero los empresarios PyME aún más: somos muy optimistas. Podríamos decir que, a veces, optimistas demás. Empujamos aún en la más absoluta adversidad. “Locos o héroes” escuché a alguien decir alguna vez.
Es importante aclarar que todo el tiempo , tanto en nuestros negocios como en nuestra vida, corremos riesgo. De hecho no existiría ningún negocio si no existiera también un riesgo. No es que antes de la pandemia teníamos todas las certezas, simplemente no sabíamos, o no aceptábamos, que no las teníamos.
Parafraseando a Sócrates, ahora solo sabemos que no sabemos nada. Tomamos conciencia de que nuestras predicciones son solamente eso. Los sucesos no saben como los planificamos.
¿Eso significa que hay que dejar de planificar? De ningún modo.
Este es el momento ideal para repensar nuestro negocio.
Más abajo encontrarás una propuesta para pensar en familia el impacto de la crisis.
Lo que nos recuerda es que siempre debemos tener planes de contingencia.
Debemos estar preparados nosotros y nuestras organizaciones con un plan alternativo en caso de desvíos.
Y esta función es indelegable: solo el gerente/dueño/fundador tiene la visión sistémica de su empresa.
Ejemplo: ¿Qué pasa si el proveedor de Materia Prima un día cierra y no nos entrega más? ¿Tenemos otro? El día que te hiciste esa pregunta y saliste a buscar otro proveedor creaste un Plan de Contingencia.
Comenzamos a construir un nuevo futuro
Las crisis nos obligan a transformarnos en eso que decíamos que queremos ser. Este es el momento de planear el futuro. Un nuevo futuro, distinto al que planificamos a comienzos de año.
Es importante tener en claro nuestros valores y los de nuestras empresas: que el apremio de hoy no sea el arrepentimiento de mañana.
Nunca se puede predecir las ventas futuras basados en estadísticas históricas. El mundo cambia, el mercado cambia, el consumidor cambia. Esto, de lo que hablamos muchas veces, es exactamente lo que necesitamos saber hoy:no vamos a poder continuar nuestro negocio solo con lo que sabíamos hasta ahora. Debemos comprender que algo cambió en nuestro consumidor y en el mercado y debemos adaptarnos a esta nueva situación.
Siempre se los digo a mis clientes, no hay un consultor que tenga todas las respuestas a todas sus preguntas. Simplemente, no existe. Nadie, ninguno de nosotros, sabe todo. Cada uno sabe poco de un tema, y tiene una experiencia, la suya, que es una y personal.
Es posible que algunos de nuestros conocimientos hayan quedado viejos, y que debamos reaprender.
La mejor manera es hacerlo en equipo. Mi propuesta, como siempre, es seguir conversando. Aprovechar el tiempo para pensar en conjunto.
Reuní a tu familia, a tu equipo y comenzá a pensar en el escenario que existía en tu empresa a comienzos de marzo en contraposición a aquel que van a encontrar el día que se reabran las puertas.
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